El Corpus Christi, un momento sagrado para los fieles católicos, es más que una fecha en el calendario litúrgico; es una expresión de fe arraigada en la historia y la tradición.

Sus raíces se remontan a la Última Cena de Jesucristo, donde instituyó el sacramento del pan y el vino como símbolos de su cuerpo y sangre. Este gesto, anterior a su sacrificio en la cruz, trasciende el tiempo, conectando a los creyentes con la presencia divina en la Eucaristía.

La festividad del Corpus Christi fue propuesta por Juliana de Cornillon en el siglo XIII, siendo oficialmente establecida en 1246 en la Diócesis de Lieja, Bélgica. Un milagro en Bolsena, Italia, en 1263, donde una hostia consagrada brotó sangre, añadió un aura de veneración a esta celebración.

En Venezuela, esta festividad cobra vida en las comunidades costeras a través de los Diablos Danzantes de Yare. En esta colorida expresión, los demonios se rinden al Sacramento, simbolizando la eterna lucha entre el bien y el mal. Los bailarines, como guardianes de la tradición, preservan la memoria histórica y las raíces ancestrales de esta celebración.

El Corpus Christi no es solo una fecha en el calendario, sino un recordatorio de la presencia divina y una celebración de la fe que trasciende las fronteras del tiempo y el espacio.

Lcdo. Fernando Martínez
CNP: 11.805